miércoles, 25 de marzo de 2009

DESPEDIDAS

Cada vez que me llaman para trabajar como sustituta, sé que ese trabajo va a ser temporal y por lo tanto, que mi estancia en ese centro va a ser limitada.La teoría, la sé. Es por esto que antes de empezar en un colegio nuevo, hablo conmigo misma para auto convencerme de la situación. Intento pensar cosas como "va a ser poco tiempo" o "no te encariñes mucho de la gente" para protegerme, pero en cuanto cruzo la puerta del colegio, se me olvida todo y no me hago ni caso.

Las despedidas me dan pena por mí, pero también por los niños. Aunque algún día lo entenderán, dudo que en el momento entiendan porqué me voy y el hecho de pensar que no lo entienden me hace sentirme como si les abandonara.

Encariñarme con los compañeros y llegar a sentir que esos niños con los que en poco tiempo he compartido tanto son un poco "míos", me cuesta un disgusto cuando llega la hora de la despedida, pero merece la pena. Sólo cuando me entrego al 100% siento que recibo por su parte mucho más de lo que yo les doy.

domingo, 15 de marzo de 2009

MANZANAS ROJAS

Me gustaría contaros una experiencia que viví hace más o menos 3 años y que aunque en principio puede parecer algo simple, me sirvió para aprender mucho.

Mientras estudiaba, me apunté en una asociación para gente que estaba estudiando magisterio y nos llamaban para trabajar como ayudantes en las aulas de 2 años. Estuve trabajando en un colegio durante un mes, y aunque la experiencia no me pareció muy buena me sirvió para darme cuenta de muchas cosas.

La metodología del aula consistía en que los niños hicieran exactamente lo que la maestra les pedía. Ella tenía unos objetivos marcados y los alumnos tenían que cumplirlos. Os cuento como ejemplo la anécdota de "las manzanas rojas". Todos los días todos los niños tenían que pintar una ficha y aquel día, tocaba pintar manzanas. A cada niño se le dio una ficha con una manzana. Para que las pintaran, se les daba dos pinturas, una roja y otra verde. Lo que la maestra les pedía era que pintaran la manzana roja y las hojas de la manzana verdes, y todo esto sin salirse de los bordes del dibujo.

Aunque ella les explicó muy bien a los niños/as el ejercicio, ellos/as cogían las pinturas que les apetecía y pintaban por toda la hoja, saliéndose de los bordes (lo cual era de esperar, ya que tenían 2 añitos y seguramente muchos no habían entendido lo que se les pedía, no controlaban el tema de los colores y ni siquiera controlaban su mano para pintar sin salirse). La reacción de la maestra fue inmediata. Nuestro trabajo consistía en borrar todo lo que los niños/as pintaban del otro color o lo que se salían y les volvíamos a pedir que lo pintaran otra vez. Algunas veces incluso lo teníamos que pintar nosotras bien.

Este tipo de experiencias son realmente frustantes, porque ver cómo todo el rato borran lo que haces, es muy desmotivante. Es como estar continuamente diciéndoles que lo están haciendo mal o que así no se hace.

La obsesión que tenía la maestra con que los niños/as aprendieran a pintar manzanas era demasiada. Entre sus objetivos, creo que se encontraba el de pintar las fichas bonitas de cara a los padres y madres. De todas formas los padres y madres sabrían de sobra cómo pintaban sus hijos/as y en la mayoría de los casos se darían cuenta de que las fichas las repasábamos nosotras.

Ese mismo año, hice las prácticas de fin de carrera con una maestra increíble, con una de esas personas que te impresionan con lo que saben y de la que estás continuamente aprendiendo y aprendiendo. Con esta maestra tuve la oportunidad de trabajar el tema de "las manzanas rojas" desde un punto de vista totalmente opuesto.

Los niños/as que querían pintaban y a los que no les apetecía se les respetaba, se les dejaba hacer lo que les apetecía (siempre que respetaran las normas). Encima de la mesa, los niños/as tenían una caja de pinturas de colores y cada uno pintaba las manzanas del color que quería y además podían salirse del dibujo tranquilamente, dando rienda suelta a su imaginación. Lo más importante era que ellos/as disfrutaran pintando.

Nuestro trabajo consistía en valorar su trabajo resaltando lo bien que lo hacían, lo cuál les motivaba, les arrancaba alguna que otra sonrisilla y les animaba a seguir.

De todo esto saqué la conclusión de que algunas veces nos obsesionamos con los objetivos, fijándonos sólo en lo que los niños/as "tienen que aprender" y no prestando atención a como les hacemos sentirse. Cómo se sienten es los que nos tiene que importar, su felicidad y su bienestar (especialmente en estas edades). También me dí cuenta de que los niños/as tienen toda una vida por delante para aprender de qué color son las manzanas.

Imagen

jueves, 12 de marzo de 2009

EDUCAR

EDUCAR…

Educar es lo mismo
que poner un motor a una barca…
hay que medir, pensar, equilibrar…
… y poner todo en marcha.

Pero para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino…
un poco de pirata…
un poco de poeta…
y un kilo y medio de paciencia
concentrada.

Pero es consolador soñar
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes,
hacia islas lejanas.

Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera
enarbolada.

(Gabriel Celaya)

miércoles, 11 de marzo de 2009

PRESENTACIÓN

Iepa! Me llamo Estitxu y soy andereño.Siempre he sabido que quería ser maestra. Puede que las buenas experiencias con mis maestros/as hayan tenido algo que ver, pero sé que nací con esta vocación. No se cómo explicar porque lo sé, es un sentimiento que llevo dentro y que me corre por las venas.
Actualmente estoy haciendo un Taller de blogs y wikis, y es por eso que he hecho este blog. La verdad, que al principio este mundo de los blogs no me atraía para nada, pero poco a poco me voy enganchando. La idea de compartir con vosotros/as mis experiencias como maestra me ha encantado, espero que también compartáis las vuestras conmigo y así aprender mucho de todos/as !